Si vas a Graneros de seguro es mucho más pintoresco llegar en tren. Era uno de esos días “brillantes y en HD”, es decir, ese momento en que sale el sol después de la lluvia. Graneros, e igual Talagante, Curacavi y otros pueblos, es como estar en Santiago, pero hace 20 años atrás: hay letreros comerciales pintados a mano, pocos vehículos en las calles, casas con paredes de adobe y troncos de los árboles pintados con cal hasta la mitad, para evitar la plaga de hormigas. Fui a la farmacia por algo que me quitara el dolor de cabeza, teniendo el fármaco en mi mano le pedí agua al abuelito que me lo vendió y me respondió: “Acá no hay agua, tenemos puro Pisco”, soltó una carcajada y el dolor se quitó. Pese a que íbamos por el día, nos fuimos más temprano de lo esperado… en Graneros hay un cerro por el que el sol se esconde horas antes que cualquier otro lugar de Chile.